Hay sesiones que ya son casi tradición.
La de Jessi y Manu es una de ellas: llevamos ya varios años repitiendo (diría que 4 o 5), y me encanta porque cada Navidad tiene su “algo” distinto, aunque el objetivo sea siempre el mismo: guardar un recuerdo bonito, sencillo y real.
Este año, además, quise hacerlo todavía más especial, os cuento….
Lo que hice fue preparar todo como siempre: cámara lista con los ajustes, flashes colocados, encuadre preparado… y en lugar de hacer yo las fotos, le dije a Ada (su hija) que se acercara, mirara por el visor y… disparara ella.
Y os juro que fue uno de esos momentos que se te quedan.
No por “la técnica” (que estaba todo controlado), sino por lo simbólico: que el recuerdo de sus padres lo capture su hija, con su mirada, con su ilusión.
Fue un detalle pequeño, pero con mucho corazón.
Así que hoy os dejo dos fotos de ellos dos, como cada año, para darles las gracias por seguir viniendo y por seguir confiando en mí para estos recuerdos navideños.
Si te apetece una sesión de Navidad natural, tranquila y con ese punto de experiencia bonita (más allá de las fotos), me escribes y te cuento.
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Pau Prada 